Cuenta la leyenda que había una vez un señor llamado Don Luis que vivía en el campo. Él tenía muchas riquezas pero era muy, muy avaro y tacaño.
Un día unos aldeanos llegaron a su puerta a pedirle colaboración para un entierro, pero don Luis les gritó: - ¡Yo no voy a colaborar con nada! Los aldeanos le contestaron que si él fuera el muerto ellos le harían el entierro. Él grito de nuevo: -¡Qué entierro ni que nada, si yo muero tírenme al río o dejen que los gallinazos me coman!
Algunos aldeanos propusieron ir a pedirles dinero a otros vecinos porque ese viejo gruñón y tacaño, aunque rico, no les iba a dar ni un solo centavo.
Después de varios días de recaudar fondos, los aldeanos lograron enterrar al muerto, pero de camino a sus casas, después del entierro, a las 12:12 de la medianoche, el grupo de aldeanos vio al viejo gruñón y tacaño, muerto en la entrada de su casa, entonces les dio pesar y le hicieron un ataúd de madera y un funeral, recogiendo dinero entre ellos. Cuando fueron a levantar el ataúd con el cuerpo para llevar a enterrarlo, este pesaba mucho, entonces los hombres se iban turnando para cargarlo, en el camino tuvieron que pasar por un puente de madera y como el cuerpo era tan pesado, el puente se rompió y el ataúd con el cuerpo cayó al río, buscaron y buscaron por muchas horas pero no encontraron ni el ataúd, ni el cuerpo.
Desde ese día el viejo gruñón y tacaño se les aparece a los ricos que no comparten su dinero y se los quita, llevándoselo lejos, a su guarida. Todos lo llaman el Ricachón.
Por: María José Núñez 4D
Un día unos aldeanos llegaron a su puerta a pedirle colaboración para un entierro, pero don Luis les gritó: - ¡Yo no voy a colaborar con nada! Los aldeanos le contestaron que si él fuera el muerto ellos le harían el entierro. Él grito de nuevo: -¡Qué entierro ni que nada, si yo muero tírenme al río o dejen que los gallinazos me coman!
Algunos aldeanos propusieron ir a pedirles dinero a otros vecinos porque ese viejo gruñón y tacaño, aunque rico, no les iba a dar ni un solo centavo.
Después de varios días de recaudar fondos, los aldeanos lograron enterrar al muerto, pero de camino a sus casas, después del entierro, a las 12:12 de la medianoche, el grupo de aldeanos vio al viejo gruñón y tacaño, muerto en la entrada de su casa, entonces les dio pesar y le hicieron un ataúd de madera y un funeral, recogiendo dinero entre ellos. Cuando fueron a levantar el ataúd con el cuerpo para llevar a enterrarlo, este pesaba mucho, entonces los hombres se iban turnando para cargarlo, en el camino tuvieron que pasar por un puente de madera y como el cuerpo era tan pesado, el puente se rompió y el ataúd con el cuerpo cayó al río, buscaron y buscaron por muchas horas pero no encontraron ni el ataúd, ni el cuerpo.
Desde ese día el viejo gruñón y tacaño se les aparece a los ricos que no comparten su dinero y se los quita, llevándoselo lejos, a su guarida. Todos lo llaman el Ricachón.
Por: María José Núñez 4D